Los sonidos que emite un gato han sido objeto de estudio
desde la antigüedad. En Egipto no sólo eran considerados animales sagrados y
tomados como auténticas divinidades, sino que además su lenguaje fue
ampliamente investigado. Los informes sobre la comunicación felina fueron
numerosos en el siglo pasado y hoy en día continúan las averiguaciones debido a
la multitud de registros que presenta el idioma de estos adorables animales.
Las
variables básicas que se tienen en cuenta a la hora de clasificar los sonidos
que emiten son tres: la duración, la entonación y la intensidad. Además,
existen circunstancias particulares ante las que los gatos
pueden 'hablar' de forma típica. No es el mismo sonido el de un
gato en celo, denominado maullido, que el de un gato que está siendo
acariciado, llamado ronroneo.
El
catálogo de maullidos es amplio y puede ir del corto y apenas
inaudible, utilizado para llamar la atención sobre algo que necesita, como
comida o que le abran la puerta, hasta el prolongado y algo
entrecortado, específico de la época en la que está en celo. Estos maullidos
son constantes durante la noche y pueden resultar incómodos para el dueño. Para
evitarlo, tenemos la opción de la castración o la esterilización.
En cuanto
a los ronroneos, popularmente se identifica con un sentimiento
placentero por parte del gato. Estos sonidos continuos y roncos pueden darnos a
entender que nuestro gato está a gusto a nuestro lado, pero también pueden
darse durante un periodo de enfermedad del felino para
comunicarnos su estado de dolor y de nervios.
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